Mapas medievales

Siempre os sorprende la Edad Media. No tengo la culpa: Eran así. Y vosotros sois asá.

Una de las curiosidades que más os llama la atención, me parece, se refiere a los mapas, que suponen una concepción del mundo más que una representación geográfica del orbe. En la cartografía medieval, desde los mapas diagramáticos de San Isidoro, como este:

 

hasta los mucho más elaborados que el mero «Orbis Terrarum» característicos de los beatos, transcurren varios siglos, pero no cambia, como digo, la mentalidad simbólica y religiosa de que están imbuidos. Con Pantócrator incluido, si es menester:

Salterio, Westmister (1265)

 

En esta imagen, por ejemplo, se ve perfectamente que Jerusalén ocupa el centro de la tierra, como dice la Biblia (Ezequiel 5:5, donde Jeremías cita a Dios diciendo: “Esta es Jerusalén, la he colocado en el centro de las naciones[…]” Y de nuevo en Ezequiel 38:12.  De hecho, ese es el origen etimológico de la palabra, que significa “el ombligo del mundo”), y si está escrito y es palabra de Dios…:

 

 

 

Conocí bien este tipo de representaciones en una visita a la catedral de Burgo de Osma, donde se conserva el mapamundi de su beato, este, que me compré a tamaño pliego:

Mapamundi del Beato de Burgo de Osma

 

Me encanta la representación de los patagones, esos habitantes monstruosos de las antípodas. Quien quiera conocer el trabajo de estos pacientísimos artistas debe visitar la Torre del Infantado de Potes, que aloja una exposición permanente titulada «Aquí empieza todo: el Cosmos de Beato de Liébana», que es una maravilla.

Esto de los patagones es una locura y dejo pendiente una entrada sobre monstruos y animalitos medievales, pero afortunadamente nuestros ancestros dieron tanta rienda suelta a la imaginación cuanto ignoraron, que fue mucho. Querer saberlo todo por uno mismo era castigado, ya sabéis lo que le pasó a Alejandro Magno (dejo la imagen de que os he hablado debajo de estas líneas, como prometí). Sin embargo, no saber genera monstruos –igual que los sueños de la razón, dicho sea de paso–, como estos bichos marinos que también aparecen en numerosos mapas de aquella edad.

Y, sin más dilación, Alejandro explorando el fondo del mar en el primer submarino de la historia:

 

 

Otra versión

Nota: Todas las imágenes proceden de las páginas enlazadas en la entrada. Otros mapas medievales aquí. Un listado de cartotecas medievales en esta bibliografía general, para que cotilleéis.