Pon un menhir en tu vida (La publicidad I)


Portada de Obélix y Compañía

Portada de Obélix y Compañía

Obélix, el galo, hace menhires. No sabe nadie, ni siquiera el propio Obélix, para qué sirve un menhir pero, en Obélix y compañía, una de las más desternillantes aventuras de Uderzo y Goscinny, un romano tiene la brillante idea de lograr la paz con los habitantes de esa aldea indómita ocupándolos en el trabajo de crear menhires, uno detrás de otro. Por supuesto, la producción de menhires excede con mucho su demanda, mientras que el dinero cambia el carácter de los personajes al tiempo que, dado que peligra el tesoro imperial, se pretende vender a tuerto o a derecho esta subespecie de piedra esculpida. Los resortes publicitarios que se emplearán resultan a cuál más alucinante, por no hablar de que la inexistente demanda aparente genera el surgimiento de toda una industria productora de menhires más allá de lo sensato, que da en la bancarrota del César y en la vuelta al punto de partida tras una emocionante visita al capitalismo salvaje en pleno siglo I antes de nuestra era. De todo ello, queda el memorable eslogan con que he titulado esta entrada.

Imagen de Obélix y Compañía

Imagen de Obélix y Compañía

Nosotros también vamos a crear una campaña publicitaria completa. Inventaremos un producto o elegiremos uno ya existente, generaremos una campaña orientada de manera específica a nuestro target, con variantes en función del medio en que nos estemos anunciando. Tendremos un eslogan, un jingle, un cartel, un anuncio televisivo, una versión para internet o lo que resulte del briefing de la campaña, esa reunión que define objetivos, público, plan de acción en medios, etc.

La primera piedra la hemos puesto hoy. Hemos empezado por lo que Cicerón y los suyos (qué romano me está quedando esto) llamaría la operación de la intellectio, es decir, el paso previo a la invención, que consiste en saber cómo son las cosas en el mundo. Para ello, os he mostrado algunos anuncios. Recuerdo aquí los que más os han gustado, para que nadie me pida los enlaces por el pasillo:

Sé que no olvidaréis fácilmente la marca de Mamá Lucchetti. Sin embargo, esta mañana no sabíais qué producto vendía. Sus anuncios persiguen solamente la captación del interés del público y una predisposición positiva del mismo hacia la marca. Hemos reseñado como elementos básicos el humor, su especial iconicidad (son dibujos animados), su concepción de la familia un tanto irreverente pero cómplice con el televidente, un corte musical archiconocido bien adaptado a la marca comercial, etc. Pongo solo dos o tres muestras para recordarlo:


Otra visión de la familia, que siempre vende, la encontramos en este entrañable anuncio:

Después de empezar tan alto, es difícil encontrar nada que se pueda siquiera igualar, pero os ha llamado la atención este anuncio de coche que se sale un tanto de los parámetros convencionales del género e invoca motivos como la identificación con el producto, a través de un spot técnicamente muy bien diseñado, que hemos comentado ampliamente en clase:

La sorpresa final es, por supuesto, uno de los grandes instrumentos para producir interés. Veremos algunos otros ejemplos más adelante.

Un foco de interés inmediato, un método infalible para captar la atención, son los arquetipos sexuales. A veces, se basan en prejuicios, pero si se les da una vuelta y se aproximan a una visión humorística de las diferencias de género, el éxito comercial está garantizado. Dejo solo dos ejemplos muy conocidos:

Por otro lado, hemos observado cómo una campaña que versa sobre objetivos más o menos semejantes, puede diferir en su forma y en su fondo de manera más que sustancial. Para muestra, baste la comparación entre dos anuncios sobre la superación y la prevención del cáncer, respectivamente. El primero, conmovedor, que persigue la identificación del espectador, su empatía, lo hallaréis en este enlace al blog: «Contigo seremos más fuertes». El otro, orientado a que se extienda la práctica de un test sobre el cáncer de colon, vuelve la vista de nuevo al humor, a través de esta paródica captura de un pólipo (el señor del traje rojo):

Y qué decir de los anuncios de las campañas antitabaco. Creo que las diferencias saltan a la vista entre los que hemos visto en clase. Los dejo aquí para que podáis acceder de nuevo a ellos:

Será por anuncios antitabaco. Este enlace lleva a un canal entero de Youtube (saltaos el corto del payaso, por favor), y he aquí otra muestra orientada a los fumadores jóvenes:

Las campañas para concienciar de los peligros del tráfico oscilan entre el gore y ejemplos como el que pusimos esta mañana, que juega con nuestra percepción para poner de manifiesto que necesitamos los cinco sentidos a la hora de circular. Así nos quitamos el mal sabor de boca.

No os canso más por ahora. El siguiente paso es vuestro. Recordad: quiero que analicéis y deconstruyáis algún anuncio televisivo que os llame la atención u os interese por el motivo que sea, y pondremos en común vuestro estudio en clase.

Esta entrada fue publicada en 4ºESO, Comunicación, Lengua, Procesos de la comunicación, Publicidad y etiquetada , , , , , . Guarda el enlace permanente.

Una respuesta a Pon un menhir en tu vida (La publicidad I)

  1. Brenda dijo:

    Jajajaja buenísimos todos, en serio.
    ¡Los de Mamá Lucchetti son re famosos! Y el 1º sobre todo me hace acordar a mi mamá…

Deja un comentario