Después de más de un año desde su última intervención, a pesar de que se ha transformado es este tiempo en un acontecimiento mediático cada palabra que ha pronunciado, a pesar de unos resultados inesperadamente excepcionales de Podemos en las elecciones europeas y a pesar de que se suceden las encuestas que lo sitúan en primer plano político, no había vuelto a RTVE Pablo Iglesias. Es un hecho muy discutible teniendo en cuenta la función de servicio público de la cadena y el interés social que despierta, del que es buena muestra la audiencia del programa al que asistió (500.000 espectadores, un dato inédito para ese espacio), a las tantas de la noche, que también es cuestionable.
Pues sucedió esto:
Sobre las afirmaciones de Iglesias acerca de Alfonso Rojo podéis leer este artículo. Si no conocéis el código deontológico, aquí lo dejo. No estaría de más que lo leyerais todos para que sepamos muy bien algunos aspectos esenciales a los textos periodísticos, de los que vamos a hablar esta evaluación.
Para algunos, el código deontológico, esa ética profesional indispensable para una actuación profesional digna, se reduce a los grises. Pero no voy a explicar el chiste de Muchachada Nui. Mejor veis el Celebrity de la mona Chita. La de Tarzán, sí.
Tranquilación 
