Día mundial de la libertad de prensa.


Llevo toda la mañana escuchando que es el día por la libertad de prensa. Han muerto este año dieciocho periodistas en el desempeño de su profesión en todo el mundo. Quizá no os parezca demasiado al lado del fallecimiento de dieciséis personas solo en este puente en España en accidentes de tráfico, pero uno solo, es uno de más. Quizá también os resulte chocante que en nuestro país unos cincuenta profesionales de los medios deban acudir al trabajo protegidos por escolta ya que están amenazados por ETA.


El derecho a la información es uno de los pilares del estado en que vivís. Y no conocéis otra cosa que información, en apariencia.  Pero este derecho de los ciudadanos solo tiene su lugar en la verdad. Es más o menos inocuo, pero representativo de lo que significa la manipulación, la historia de la patada de Pepe a Alves y de si tocó o no la pierna de este. Si el archifamoso vídeo del programa Punto Pelota (esos sinvergüenzas) hasta me hizo dudar de mis ojos, de que lo que había visto durante el partido no hubiera fuera así porque me cegaran los colores… Os dejo el vídeo, para que observéis cómo incluso la verdad no es lo que parece cuando cae en manos de un desaprensivo:

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Si esto sucede con el fútbol, imaginad lo que se puede hacer en política. No estaría de más que investigaseis algunos escándalos notables de manipulación que hemos padecido en nuestra televisión pública y que día tras día contemplamos impertérritos en las autonómicas. O que estudiarais los más comunes procedimientos demagógicos (la repetición que pasa por coherencia, el silencio, la simplificación y el maniqueísmo, sobre los que hablo en uno de los artículos que encontraréis en la derecha).

Por si fuera poco, suele confundirse información con opinión. Ambas están protegidas por nuestra Constitución, concretamente, en el artículo 20. Pero son cosas diferentes. El límite de la libertad de expresión no es la verdad, sino el derecho al honor y a la intimidad de los demás. Dejando fuera el caso de la apología, la opinión no puede difamar ni calumniar. Y sin embargo, resultan sorprendentes las tragaderas de políticos y tertulianos (rectius: contertulios), de famosetes y desconocidos.

Hay dos asuntos más que me gustaría abordar, por encima. La primera: Me parece muy bien el interés de Masana por lograr que las comparecencias sin preguntas desaparezcan; es una vergüenza que se pueda anular de tal manera el oficio de periodista y el derecho a la información de todos. La segunda: En esta sociedad de cortapegas, el periodista no se puede limitar a puro mediador de un texto a otro y gestar, en el mejor de los casos, un collage patético. Recomiendo la lectura de este artículo publicado en The Guardian cuyo enlace ya dejé en un tweet para saber de qué estoy hablando.

Y fijaos, tanta libertad de prensa, tanta libertad de prensa… y no he oído mencionar siquiera la palabra Wikileaks. Debe de ser como el nombre de Dios.

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3 respuestas a Día mundial de la libertad de prensa.

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  2. carmen dijo:

    Llevo dos horas en tu blog y podría estar unas cuantas más. El vídeo de la patada de Pepe es muy aleccionador: ya no se puede fiar uno ni de las imágenes grabadas. Pero tus artículos sesudos me han dejado anonadada. No deja de ser triste que una persona de tan manifiesta valía intelectual y profesional tenga que seguir lidiando con la precariedad laboral. ¿Para cuándo una charla de fumadores sobre misticismo?

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