La última noche de Boris Grushenko


Creía que no me quedaba nada bueno que ver de Woody Allen, pero este fin de semana me han asombrado con una película cuya existencia desconocía por completo. En ella podéis encontrar algunos fragmentos como estos. En el primero, Boris (W. Allen) y Sonia (la única mujer que hay en imagen), dos rusos que pretenden asesinar a Napoleón, se hacen pasar por condes españoles, que traen a este un mensaje de su hermano, Pepe «Botella», que por entonces gobierna en nuestro país, como sabréis. En este momento se presentan y hacen gala de un extraordinario repertorio de fórmulas de cortesía.

En otro instante, todo está más claro que el agua: Amar es sufrir. No sé si es un entinema o una antinomia o qué demonios, pero algo falla en este silogismo. ¿Puede alguien explicarme qué?

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2 respuestas a La última noche de Boris Grushenko

  1. Rocío 1Bto.D dijo:

    Ö Soy una verdadera fan de Woody Allen. Pensé haber visto prácticamente todas sus películas, pero la verdad es que desconocía por completo la existencia de ésta y me ha encantado. Es una tremenda genialidad, no sorprende con su típico personaje patoso y descuidado ni con compartir escena con Diane Keaton, pero lo cierto es que ambos me han hecho reír bastante, como de costumbre ^^

    Respecto a «amar es sufrir», tras darle muchas vueltas no estoy segura de haber encontrado el fallo en el silogismo. Sin embargo, creo que sí encontré algo parecido a una respuesta alternativa: Boris, cuando se dispone a matar a Napoleón, piensa en que los antiguos griegos eran homosexuales, Sócrates es hombre, todos los hombres son mortales, con lo cual Sócrates es mortal, entonces todos los hombres son Sócrates y, por lo tanto, todos los hombres son homosexuales; pero Boris no lo es, y además existen hombres heterosexuales y bisexuales. El error de sus premisas se encuentra, como dice después, en que el mundo no es lógico y es, por supuesto, subjetivo.
    Sonia demuestra durante toda la película ser tan «lógica» como Boris. Pero el mundo no es tan racional como ellos, y sus teorías son relativas, es decir, Sonia parte de que «amar es sufrir» es una verdad inamovible, pero sólo lo es para unos y no para todos, como ocurre con que para ser feliz sea necesario amar o la gran parte de igualdades que Sonia establece en su discurso. Me refiero a que no todas las personas encontrarán el amor como fundamento de su felicidad, por ejemplo, y es que en ambas teorías, tanto en la de Boris como en la de Sonia, se parte de unas premisas que ellos consideran correctas e indispensables pero que están sujetas a la peculiaridad y a la individualidad (bueno, quizás la de Boris se vea también afectada por la imaginación 😉 )
    Y esto es más o menos lo que he podido sacar en claro (:

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